Es la espera contraída.
Me restrego el alma perenne que me ahoga a la salida de este réquiem, buscando a ciegas un habitar de esta añoranza, un abrigo que me reine la palabra de que cada brazada que atraca mi placer.
Lo entiendo compañera, entiendo este abismo que me comes y salivas, entiendo esta boca que no alcanza al infinito que hay en tu garganta.
Estaré a tú lado a cada hueco que conquistes con la mano que se vuelve prieta cuando agarra mi
Me restrego el alma perenne que me ahoga a la salida de este réquiem, buscando a ciegas un habitar de esta añoranza, un abrigo que me reine la palabra de que cada brazada que atraca mi placer.
Lo entiendo compañera, entiendo este abismo que me comes y salivas, entiendo esta boca que no alcanza al infinito que hay en tu garganta.
Estaré a tú lado a cada hueco que conquistes con la mano que se vuelve prieta cuando agarra mi