La entrada abierta incasdecente que atraviesas como si nada, como con ganas de rendirme por tus armas de mujer eterna. Me atraviesa por la frente un pensarte sometido al empuje de tu boca y tu cantarme carnivoro.
Letanía de este descerebrado mirar a camara para empoderarte como reina de mi empezar infinito.
Déjate llevar hasta el profundo jadeo provocado de esta escena, entona una eterna vocal aprobadora de mi empuje abismal. Altercados a la orilla de los ángulos que me entregas en este amanecer viciado de ganas de pecado.
Condescendencia habitual y ritmo y pausa y vuelta empezar en un te hablo.