Travesia al valle herido donde guardas los estupidos sucesos de mi eterno pasado contigo, con este azulado cielo despejado, pocas nubes.
Levanto mi vuelo apalabrado con la pena que descansa en la cuneta de mi proyecto de ser al menos, de ser consciente de mi, de yo.
De tu árbol y cadencia estroboscópica al mirarme hacia el futuro encadenado de elementos, sucesos y factores de mi previsible historia.
El azar se eterniza en mi vicio geográfico, en mi historia registrada en este infinito teclear de letras.