domingo, noviembre 13, 2005

él...


Él no ha perdido nunca esa partida a la hora de jugarse la vida que ha encontrado, porque nunca puso en juego más de lo que lo ya tenia ganado.
El otro empezó por apostar con aquello que ni siquiera aún podía haber tocado y así, ni tú ni yo tuvimos un deseo que no fuera tener lo que no he ganado, comprar lo que el siempre tuvo y así hacer de su juego una apuesta segura y de nuestra vida una larga condena.