sábado, enero 19, 2013

tierra y mar



Hasta el acantilado se asoma el animal que me reencarna.
El hábitat de una amenazante caída no es travieso con mi encuadre oportunista,
a la tarde se caerá el sol y yo me dejaré encender por cualquier esquina, una vez más.




al fondo un horizonte



cADEncia al horizonte y a la conquista de una piel eterna y templada que se aprieta en cada baba y lengua que la baila. Se somete al verso carne de tu simulado provocar una escena traviesa que sombrea un tragar hambriento. Al otro lado del tiempo se ha quedado otro atravesar canino, enguantando el suspiro de una guerra más de carne contra carne, que se repite para repetir hasta el placer de verse repetirse contra su hambre.