domingo, marzo 21, 2010

bolando

Luz cortada al fondo, acartonada pared que regala capa y pintura excesiva alrededor de esta bola huérfana.

Esos iluminados hombres observan el jalar oscuro de la esquina y la guerrilla escondida en una pensión cualquiera. Concluida en el obsesivo hueco de lo barato y pasajero, el viajante, abatido en la cama que hace ruido al moverse de un no poder dormir. Sin descanso perdura su postura en un lado infinito de la cama y en condena se agarra torcido a la almohada resignado.
Rebelión al techo de una vieja luz amartillada de silencio, de ruido ausente de este huésped invisible y paranoico, refugiado tras las letras que teclea por inspiración pasajera se esconde agazapado de las palabras traicioneras.

Convencido de habitarme en la desgracia de ser yo mismo, amanece.