Luz cortada al fondo, acartonada pared que regala capa y pintura excesiva alrededor de esta bola huérfana.
Esos iluminados hombres observan el jalar oscuro de la esquina y la guerrilla escondida en una pensión cualquiera. Concluida en el obsesivo hueco de lo barato y pasajero, el viajante, abatido en la cama que hace ruido al moverse de un no poder dormir. Sin descanso perdura su postura en un lado infinito de la cama y en condena se agarra torcido a la almohada resignado.
Rebelión al techo de una vieja luz amartillada de silencio, de ruido ausente de este huésped invisible y paranoico, refugiado tras las letras que teclea por inspiración pasajera se esconde agazapado de las palabras traicioneras.
Convencido de habitarme en la desgracia de ser yo mismo, amanece.
Esos iluminados hombres observan el jalar oscuro de la esquina y la guerrilla escondida en una pensión cualquiera. Concluida en el obsesivo hueco de lo barato y pasajero, el viajante, abatido en la cama que hace ruido al moverse de un no poder dormir. Sin descanso perdura su postura en un lado infinito de la cama y en condena se agarra torcido a la almohada resignado.
Rebelión al techo de una vieja luz amartillada de silencio, de ruido ausente de este huésped invisible y paranoico, refugiado tras las letras que teclea por inspiración pasajera se esconde agazapado de las palabras traicioneras.
Convencido de habitarme en la desgracia de ser yo mismo, amanece.