lunes, enero 09, 2006

una salida


Ni uno sólo de los pequeños duelos que tengo en cada parada, es a fe ciega y sin rencor ni dueños. Me hago el valiente y creo que de pronto se me caen los alardes si miro al suelo. Grita ella, y devuelvo la mirada al frente, me recojo los alardes y les enseño los dientes para volver a sacar mis palabras y batirlas contra su historia… y creo que de pronto he olvidado quien gritó y me sacó del miedo, porque me quedo sin palabras, porque ya no la veo.
Retrocede, espera, y ya no es la luna ni este sol que no amanece, y no es pintar en el blanco de mis paredes, ni princesas del este, ni versos de soledad. Aún me quedan palabras por encontrar en el suelo.

Entiendo y comprendo.
Una duna esconde dos dunas más, y el viento que nos condena sigue trayendo arena del sur, y yo quiero volver.
Más allá de un principio es la lucha la que nos mantiene en pie.
Empiezo por aquí y no más allá de mi. Soy lo primero que estoy encontrando y me parece real.
Y mientras tanto alguien más sigue esperando sin saber que no tiene que ir muy lejos para sentirse libre.