domingo, septiembre 05, 2010

orilla de espera


Entregando al viento la caída de tu pelo te sonríes contra la arena que acaricia tus pies.
Una tregua animal cómplice.
Tierra y arena desarmada bajo los pies que esperan a que te muevas para hacer otra huella.
Y que el perro de repente salga tras el trazo de tu intención de escapada. Así lo dejas correr tras una nada prometida por un gesto juguetón e inocente y condescendiente con la raza que lo ha hecho ser tu fiel compañero, atento y de orejas pendientes, a la espera de salir en cualquier batalla imaginaria que le provoques con tu pelo al viento.